En una navidad cuando yo tendría como 8 años, a mi mama se le ocurrió cocinar un conejo, y su deseo de que yo aprendiera las tradiciones de la familia arruino de por vida su idea de introducir al “Conejo al horno“ en el menú.
Recuerdo ese dia claramente, mi mama me desperto temprano para llevarme al mercado Guacaipuro (aquí se podían comprar los ingredientes mas frescos de toda Caracas). En el mercado fuimos directamente al lugar en donde se compran las carnes, en donde los animales pequeños como las gallinas, pollos y conejos son normalmente comprados vivos. El comprador escoge el animal que quiere y el carnicero entonces procede a matar el animal y prepararlo de la manera que mejor le apetesca al comprador. No puedes obtener comida mas fresca que esta.
El problema es que yo a los 8 años no sabia nada de esto y cuando mi mama me dijo que tenia que escoger un conejo, yo pensé que finalmente ella habia decidido a dejarme tener una mascota en la casa!! Asi que procedí a escoger el conejo mas grande y mas bonito de la manada, era blanquito y con los ojos azules.
Cual es mi sorpresa en cuanto veo al carnicero agarrar a mi bello conejo y en menos de un segundo ese hombre le rompió el cuello. A mi horror, lagrimas y gritos salian de mi boca: “ porque mataron al conejo? “ Mi mama trato de convencerme que el conejo era para la cena.
“y quien es tan cruel para comerse a ese animalito tan bonito????”
No recuerdo exactamente en que momento deje de llorar, pero si se que en plena cena de navidad, cuando mi mama saco el plato de conejo al horno que le tardo horas en cocinar yo empeze a llorar de nuevo y le dije a todos que eren unos crueles y malvados, que ese conejo tenia los ojos azules!!!
No basto mas nada, nadie comio conejo esa noche en la casa, y mi mama mas nunca preparo conejos, aunque todavia le gustan.
Por mi cuenta, jamas he probado ni probare el conejo. En mi mente todos son blanquitos y con ojos azules y yo sigo sin entender como la gente puede comerse a un animalito tan bonito.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario